8 La Web y las redes sociales

Por Itzel Sainz

Igarza (2009), en su libro Burbujas de ocio, introduce el concepto de la “Sociedad del Ocio Intersticial”, refiriéndose a cómo el tiempo dedicado al trabajo y aquel ocupado en actividades sociales, culturales, lúdicas y relacionales, han perdido su definición y se entremezclan. El ocio se introduce al espacio laboral a través de la tecnología, y el espacio personal ha dejado de serlo como consecuencia de las computadoras portátiles y otros dispositivos móviles. Muchos correos electrónicos ya no se escriben, pues las ideas se intercambian a través de un mensaje SMS o un chat; “Todo lo que pueda ser un video lo será y, probablemente, todo lo que pueda ser un video estará en YouTube, o en alguna plataforma similar … (El usuario) Entiende la multimediatización como un proceso en el que el audiovisual tiende a ocupar el liderazgo entre las diversas vías de representación y acceso al conocimiento que se le ofrecen” (op. cit.).

Los usuarios de la Red han dejado de ser únicamente los perceptores, se han convertido en lo que Tapscott y Williams (2010) denominan prosumidores (productores/consumidores): comparten información, colaboran en proyectos de especialización, comercian, intercambian pistas, herramientas y piratean productos gracias a redes, dispositivos digitales económicos, software libre, herramientas de edición amigables y un ancho de banda asequible.

Las grandes compañías transnacionales, que durante mucho tiempo se habían asumido como las dueñas de los contenidos publicables, se han tenido que enfrentar con una comunidad virtual cada vez más productiva, muchas veces crítica, que desafía su liderazgo y busca canales idóneos para comunicarse directamente. Así, plataformas gratuitas para foros, blogs y wikis pueden tener miles, hasta millones de seguidores; tableros como Pinterest, Instagram o Flickr agrupan a sus usuarios por intereses personales, formando comunidades simbólicas independientes de los territorios o identidades nacionales. El formar parte de una red social es un hecho casi inescapable.

Sin embargo… los “grandes” se resisten. A la par de los espacios aparentemente independientes mencionados, han aparecido potentes herramientas tecnológicas de seguimiento, que son capaces de hacer una radiografía precisa de los hábitos de cada individuo y sus prácticas cibernéticas. Redes sociales como Facebook imponen políticas de uso que muchos de sus usuarios no conocen; los portales autónomos de pronto son comprados por un gran conglomerado; la publicidad aparece en las barras laterales y como pop-ups de sitios web gratuitos…

¿Alguna vez nos hemos preguntado cuál es nuestro rastro digital? ¿Qué revelan de nosotros los posts que publicamos en Facebook o Twitter? ¿Somos conscientes de que, a veces, nuestro futuro laboral o nuestra seguridad personal pueden estar en riesgo por lo que publicamos o expresamos?

Fuentes consultadas

Igarza, R. (2009). Burbujas de ocio. Nuevas formas de consumo cultural. Buenos Aires: La crujía.

Tapscott, D., & Williams, A. (2010). Wikinomics. Nueva York: Penguin.

Imágenes:

Comunidades virtuales. Recuperada el 28 de abril de 2013 de: http://bit.ly/ZXITvn

Redes sociales. Recuperada el 28 de abril de 2013 de: http://bit.ly/152yY09